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La Ciudad |Un fenómeno global

Alarmante crecimiento del sobrepeso y la obesidad infantil

Los últimos informes relevan que el problema afecta al 41,1% de los menores de entre 5 y 17 años. Especialistas platenses ponen el foco en los malos hábitos alimenticios, la crisis económica y ciertos factores sociales. Los entornos y la cuestión familiar

Alarmante crecimiento del sobrepeso y la obesidad infantil

Qué comen los chicos es clave para evitar la obesidad / web

Alejandra Castillo

Alejandra Castillo
acastillo@eldia.com

13 de Abril de 2025 | 04:52
Edición impresa

El 12,6 por cierto de los chicos menores de 5 años tienen sobrepeso en Argentina, lo que la ubica entre los cinco países de América Latina con los peores índices en trastornos alimentarios. Y si tenemos en cuenta a la franja de niños y adolescentes de entre 5 y 17 años, la segunda encuesta nacional de nutrición y salud de 2019 arroja datos alarmantes: el 41,1% presentan sobrepeso u obesidad.

Un relevamiento de Unicef de 2023 da cuenta de que, en América Latina y el Caribe, el sobrepeso afecta a casi 50 millones de chicos y adolescentes y las proyecciones globales realizadas por la Federación Mundial de Obesidad advierten que las cifras se duplicarán para 2035.

“Este problema no es nuevo” -dice Victoria Garbarini, una licenciada en nutrición que trabaja en tres Centros de Atención Primaria de Salud (CAPS) de la Municipalidad de La Plata-; ya en 1997 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la obesidad es una enfermedad, lo que sucede es que se acentúa cada vez más y relativamente rápido”.

Explica Garbarini que no hay una sola causa detrás de este fenómeno, sino un contexto que combina pantallas, sedentarismo, soledad y factores económicos y sociales.

“Los papás trabajan todo el día, los chicos pasan mucho tiempo solos y las pantallas son su compañía. Además, muchas veces no pueden acompañar a sus hijos a caminar o a andar en bicicleta”. Por otro lado, es clave el rol de los adultos en la alimentación de los niños: “Comen lo que les dan y con el trajín del trabajo los padres suelen recurrir a los alimentos ultraprocesados porque son fáciles, rápidos y a los chicos les gusta”.

La especialista confirma que ha caído el consumo de frutas y verduras, entre otras cosas, porque las familias no las suman a sus dietas como un hábito.

“Los vegetales son fundamentales para los chicos porque les aportan fibras y los micronutrientes necesarios para su crecimiento, además de que les dan saciedad y tienen pocas calorías”, resalta Victoria.

Las guías alimentarias recomiendan consumir más frutas y verduras, cereales integrales, legumbres, carnes y huevos, productos que, según los adultos, los niños suelen rechazan por una cuestión de “gustos”.

“Tampoco se los hacen probar”, retruca Garbarini, aludiendo a los vegetales.

Dolores Salaberri, nutricionista de la empresa Grupo L que brinda servicios de alimentación a distintas escuelas argentinas, explica que los pilares de una alimentación saludable para niños “se basan en garantizar un adecuado crecimiento y desarrollo, fomentando hábitos que perduren en el tiempo”. Justamente por eso es que propone enseñar con el ejemplo: “Los niños aprenden observando, comer de manera saludable es la mejor manera de influir positivamente”.

Recomienda también apagar los dispositivos -televisor, tablet, celular- a la hora de la comida, porque “afectan las señales de hambre, saciedad y regulación en la ingesta de los alimentos” y tener a mano opciones nutritivas que faciliten elecciones saludables, de modo de reducir al máximo los alimentos ultraprocesados.

Otro hábito importante, dice, es mantener horarios de comida regulares para lograr un mejor control del apetito.

Más allá de las costumbres familiares o contextos que promueven el sedentarismo, hay un factor que juega fuerte en todo esto: el económico. Y Garbarini es muy consciente de ello. Buena parte de las familias que atiende en los CAPS consumen alimentos de las cajas que les dan a sus hijos en los colegios. En ellas, dice, “los carbohidratos abundan”

EDUCACIÓN ALIMENTARIA

Cualquiera que haga un recorrido rápido por carnicerías, almacenes, verdulerías o dietéticas termina por deducir que lo saludable es más caro, aunque Garbarini no está muy de acuerdo con eso y apuesta a la educación alimentaria. “Se puede comer sano con pocos ingresos, pero hay que dedicarle más tiempo. Es más fácil tirar un paquete de salchichas en un jarrito que aprender a combinar lo que se tiene para aumentar el valor nutritivo de los alimentos”. Sugiere también estar atentos a los precios de las frutas y verduras para elegir las de estación, que son siempre más baratas.

Por su parte, Salaberri considera que un buen desayuno “es fundamental” en la alimentación infantil, ya que influye “en el crecimiento, el desarrollo cognitivo y el rendimiento escolar”. Debe incluir carbohidratos complejos como pan integral, avena o cereales sin azúcar; proteínas aportadas por lácteos o frutos secos; grasas saludables (como la de la palta o las semillas), y frutas y verduras que aporten fibra, vitaminas y minerales.

El problema puede aparecer cuando llegan a la escuela, porque las comidas que sirven allí “son hipercalóricas”, asegura Garbarini.

“En algún momento se trató de hacer un entorno escolar saludable, pero no se aplica. Les dan pan con manteca y mermelada, pocos lácteos, y comidas de olla, incluso en los colegios privados”, cuestiona, además de poner el foco en los kioscos de los colegios.

Recordemos que en 2021 Argentina sancionó la Ley N° 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable (PAS), que, entre otras cosas, regula la alimentación en las escuelas.

Los especialistas también alientan a que los padres les den a sus hijos una fruta en vez de snacks ultraprocesados para que coman en los recreos. E insisten en poner en foco la importancia de los entornos.

“En las consultas muchas veces veo que los padres también son obesos”, reconoce Garbarini, que en esos casos diseña una dieta para toda la familia, atendiendo los recursos particulares, promoviendo la combinación de alimentos y machacando con el “hacer en casa”, porque “es fácil y más barato”.

LA SALUD EN RIESGO

La evidencia científica demuestra que el sobrepeso y la obesidad en la infancia aumentan el riesgo de que niños y adolescentes desarrollen diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial y algunos tipos de cáncer, además de exponerlos a mantener esas condiciones en la edad adulta.

“Tengo pacientes de 3 o 4 años con obesidad severa”, confirma Garbarini, y muchos en edad escolar con resistencia a la insulina. “Uno de los signos más comunes en los niños obesos es la acantosis nigricans, una afección de la piel que se caracteriza por manchas oscuras que suelen aparecer en los pliegues del cuerpo, como las axilas, la ingle y el cuello”. También pueden presentar problemas de movilidad, por afección en las articulaciones.

La nutricionista admite que en esta problemática muchas veces no alcanza con la fuerza de voluntad, pero considera que hacer “pequeños cambios en el estilo de vida y en las formas de cocinar y organizarse”, puede ser clave.

Recomienda evitar el “picoteo”, 60 minutos diarios de actividad física moderada a vigorosa y escapar de las dietas restrictivas que garantizan un descenso de peso rápido y también un efecto rebote: “Lo recomendable es bajar un 1% del peso por semana. Además, a los niños no se hay que restringirles alimentos, salvo los ultraprocesados con exceso de sal, grasa y azúcar”.

Otra recomendación para los padres: “No les dejen a sus hijos la comida a demanda ni la usen como recompensa, al estilo ‘si te portas bien te doy un alfajor’”.

Para reemplazar a los ultraprocesados:

- Frutas frescas de temporada que se pueden acompañar con yogur natural

- Dips de zanahoria, pepino, apio con humus o queso untable

- Pochoclo preparado en casa con maíz y aceite vegetal

- Frutas deshidratadas

- Yogur natural con avena o frutos secos

- Galletas con avena, harina integral o de almendras

- Semillas de girasol o de zapallo tostadas

 

 

 

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Victoria Garbarini, licenciada en Nutrición

Qué comen los chicos es clave para evitar la obesidad / web

Mel Gregorini

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