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Se roban hasta los monos

Alejandro Castañeda
Alejandro Castañeda

27 de Febrero de 2022 | 03:36
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El robo esta semana de tres monos del Bioparque marca el nivel de una delincuencia que ya no repara en nada a la hora de manotear lo que venga. Hoy, el único plan es saquear lo que aparezca. Todo es robable en estos días, no sólo la calma. En semejante contexto, los monitos platenses han vuelto otra vez a ser botín codiciado. Son los penúltimos inquilinos de un zoológico que hace tiempo se llamó a silencio y sigue en pleno reciclaje buscándole sustituto a los viejos rugidos.

Los macacos del Bioparque han ganado en calidad de vida porque ya no tienen la obligación de entretener. Son pensionistas sin necesidad de brindar contraprestaciones. Pero en los últimos años fueron muy buscados por los bandidos. Se venden bien, son manuables y no ofrecen resistencia. A esta altura, saber recuperar monos debería ser una materia en la escuela de detectives lugareños.

Quince años atrás, recién llegado Pablo Bruera al despacho municipal, la desaparición de un monito Tití del Zoo generó un clima inquietante. ¿Era una venganza tardía de la interna del PJ? La investigación se movió y después de varios días el monito apareció en Berazategui, un conglomerado denso que le recordó lo que habían sufrido sus ancestros en junglas parecidas.

Estresado, deshidratado y mustio estaba ese Tití que de golpe transformó las visitas domingueras en una fuga hacia el Conurbano. Lo querían vender a 5 mil pesos pero la cosa por estos pagos nunca está para andar gastando en monos.

Dos días después, el ejemplar, de 15 centímetros, casi una muestra gratis de simio, pudo retornar al Zoo, cabizbajo por no tener compradores, pero feliz por poder reencontrar a sus colegas.

Siete años después, los caza monos regresaron. Esa vez se llevaron cuatro ejemplares y obligaron a los detectives a recorrer arboledas. La investigación llegó a la conclusión que sus captores serían los proteccionistas, grupo muy activo que sueña con abrir todas las jaulas para que la animalada pueda volver a vivir a su gusto. La idea de este colectivo es largar el bicherío a la calle, obligarlos a recuperar el instinto estropeado y enseñarles a resistir en medio de un paraje con poca galletita y muchos cazadores.

Pero la cosa está tan brava en el afuera, que a muchos liberados el premio le sonó a castigo. Conseguir casa y comida fuera del Zoo no es fácil. Eran tres Tití pincel y un Mrikiná. Tan chiquitos que empezaron a revisar bolsillos de empleados. La carátula hablaba de Averiguación de Monos. Los Tití pincel de esa forma pudieron potenciar la gesta de aquel pionero que sacó pecho en Berazategui, zona de escopetas.

Y esta semana llegó el tercer capítulo de la serie. Se cargaron dos Tití y un mono Caí. Los ladrones deben creer que siempre hay clientes para cualquier cosa, aunque saben que hasta los primates robados se han puesto carísimos.

A falta de mejores planes, los captores no tuvieron otra idea que meter en sus bolsos tres monos de miniatura y ofrecerlos después en cuotas. Dos ya fueron recuperados, la que aún no apareció es la hembra, porque ellas siempre son las más buscadas y las más perdidas.

El primer mono que rescataron tenía hospedaje en Punta Lara. Estaba medio desnutrido, extrañando seguramente la media pensión del Bioparque. La enciclopedia califica a estos ejemplares como intensamente monógamos y por eso, a los más enamoradizos, se les hará cuesta arriba poder encontrar alguna fugada para aparearse. Los Caí son también monos de una sola mona y se caracterizan por ser bichos noctámbulos, un hábito que los ruidosos motoqueros del bosque se encargaron de afianzar en su larga temporada en el Zoo. Ahora se habló de reforzar la guardia en las jaulas y mejorar el alambrado, aunque al presupuesto para cuidar animales se lo comieron otros monos.

El que apareció en Punta Lara no estaba tan desesperado. Al menos había ligado salir unas horas de su hábitat. La Diagonal 74 para el lado del Río tiene sus cosas. Y si pudo asomarse y echar un vistazo desde el bolso, habrá visto el paisaje variado y bullanguero de una zona que anda a la pesca de lo que salga y que hasta un mono municipal les puede venir bien.

Todo es robable en estos días, no sólo la calma

Los monos son muy buscados por los ladrones. Se venden bien, son manuables y no ofrecen resistencia

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