Con la oscuridad como aliada, huyen con su bicicleta

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El pasado miércoles, pasadas las 3 de la madrugada, un sujeto masculino ingresó con fines ilícitos a una vivienda ubicada en la calle 490, entre 14 y 14 bis, luego de cortar el tejido perimetral que protegía la propiedad. No buscaba oro ni tecnología, sino algo mucho más simple y, a la vez, más valioso para su dueño: una bicicleta de paseo rodado 26 y color roja. A simple vista, un objeto más entre tantos. Pero para su propietario, era una compañera de ruta con más de veinte años de recorrido. Tantas calles recorridas, idas y vueltas del trabajo, y jornadas soleadas como lluviosas. Había soportado el paso del tiempo con dignidad, fiel a quien la cuidó con esmero, y por ello quizás resultó atractiva para el ladrón que decidió llevársela sin pensar por un momento en el daño que estaba causando. Es que la pérdida se hace más grande para quien utiliza lo que le han sacado como una elemento esencial para hacer más práctica su rutina.

 

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