Desvalijan una casa sin despertar a los dueños
Edición Impresa | 29 de Marzo de 2025 | 02:01

Un atraco digno de una película de suspenso sacudió la tranquilidad de una familia que reside en 150 y 34 bis. Con un sigilo escalofriante y una destreza que deja en evidencia su profesionalismo, un grupo de delincuentes irrumpió en la vivienda en plena madrugada y se llevó un cuantioso botín sin que los moradores pudieran percatarse de su presencia. La modalidad utilizada, conocida en la jerga criminal como “modo ghost”, evidencia la preocupante sofisticación de estos ladrones, que operan con una mezcla de astucia, agilidad y absoluto silencio.
No hubo estruendos, ni gritos, ni forcejeos. La protagonista fue la astucia de quienes dominan el “modo ghost”, la modalidad delictiva que redefine el arte del hurto: robar sin ser vistos, desvalijar sin despertar sospechas. La meticulosidad de los criminales fue tal que recorrieron cada rincón de la casa con la sutileza de una sombra, eligiendo cada objeto con fría inteligencia.
La familia, compuesta por un matrimonio y su hija, se había entregado al descanso alrededor de las 22:30 del jueves. La aparente calma se quebró a las 5:00 de la mañana, cuando la hija se despertó sobresaltada por un leve sonido en la puerta de su habitación. Con el corazón acelerado, se acercó con cautela hasta la ventana del comedor y, entre las sombras de la madrugada, vio dos figuras escurrirse en la penumbra. El escalofrío fue inmediato: no eran fantasmas, sino criminales que habían estado dentro de su casa.
El grito de alarma despertó a su madre, quien recorrió la vivienda con una sensación de irrealidad. Lo que encontró fue una escena propia de un saqueo: la cocina y el comedor revueltos, una mesa fuera de lugar, botellas esparcidas en el suelo. En segundos confirmó que se habían llevado una garrafa blanca de 10 kilos, al igual que un ventilador, dinero en efectivo, tarjetas de crédito y un televisor negro. Pero lo más aterrador fue descubrir que los delincuentes habían ingresado a las habitaciones sin que nadie lo notara, llevándose incluso un teléfono celular de la misma cama donde dormía la dueña de casa.
El grado de perfección con el que operaron deja en evidencia que se trata de expertos en la modalidad “modo ghost”, una técnica de robo que exige no solo agilidad y destreza, sino una frialdad casi sobrehumana. En lugar de despertar a sus víctimas para atemorizarlas, prefieren deslizarse entre ellas como espectros, adueñándose de sus pertenencias sin alterar su sueño.
Y como si se tratara de una muestra del control que llegaron a tener mientras los damnificados dormían, los delincuentes se tomaron el tiempo de disfrutar una cerveza dentro de la casa, dejando la botella vacía en el pasillo como un testimonio insolente de su impunidad.
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