El fetiche de los pies: platenses que venden fotos y ganan en dólares
Edición Impresa | 25 de Agosto de 2024 | 07:18

“Gano 100 dólares por semana y vendo contenido en Only Fans. No ofrezco fotos sexuales, solo produzco con un fotógrafo y publico imágenes de mis pies”, contó Tomás, un joven treintañero obsesivo del cuidado de su físico y, por ende, de sus extremidades inferiores que son una herramienta de trabajo. Este platense, como otros, encontró una veta para generar ingresos en moneda extranjera. “Al principio me costó entender el fetichismo por ver fotos de los pies, pero luego lo tomé tan enserio que dedico 20 horas por semanas al cuidado, la producción y la gestión de este tipo de contenido”, explicó, siendo uno de los pocos hombres de la Ciudad que se dedica a esto.
En los márgenes del universo digital, el fetichismo de pies, o podofilia, ha encontrado un nicho sorprendente que combina las lógicas del deseo con las oportunidades económicas de la era de las plataformas. El negocio de vender fotos de pies, que antes podría haber parecido un fenómeno marginal, se ha convertido en una tendencia que ya no puede ser ignorada. Las redes sociales y las aplicaciones especializadas como FeetFinder han dado a este fetiche una plataforma concreta, visibilizando un mercado que, si bien siempre existió, ahora se desarrolla de manera sistematizada y globalizada.
También hay hombres que venden fotos / Pexels
“Es un nicho que no está tan explotado. En general, se buscan más las fotos de mujeres. No voy a negar que hay pedidos más específicos o de contenidos privados. Está en cada influencer la decisión de hasta dónde mostrarse. Por mi parte, me enfoco profesionalmente en encarar este proyecto que se enfoca en aprovechar los recursos y hacer una diferencia de dinero, además del trabajo que tengo”, explicó, por su parte, Aylén, una joven de 26 años que realiza tareas administrativas y que, tiempo atrás, realizó modelaje. La oriunda de Berisso aportó otro dato: “La cantidad de ingresos depende del tiempo y calidad de trabajo. No es una simple foto y es difícil trabajar sola, por lo que se necesita buscar un fotógrafo y editor para ofrecer un producto de más calidad”.
Las historias de éxito que inundan las redes sobre personas que aseguran ganar cientos de dólares vendiendo imágenes de sus pies son el nuevo dorado para quienes buscan una fuente de ingresos en el anonimato de internet. Es fácil caer en la tentación de pensar que solo hace falta una cámara y algo de creatividad para sumarse a esta ola, pero la realidad es más compleja. A pesar de la proliferación de testimonios que aseguran grandes ganancias, es importante cuestionar qué tan fácil y accesible es realmente este mercado para quienes desean incursionar en él.
El fetichismo de pies, lejos de ser un fenómeno nuevo, ha sido documentado en diversas culturas y épocas. Sin embargo, el auge de plataformas digitales dedicadas exclusivamente a la venta de este tipo de imágenes responde a una necesidad de consumo que trasciende los límites geográficos. Aplicaciones como FeetFinder, que experimentó un crecimiento exponencial en los últimos años, no solo permiten la comercialización de fotos, sino que también capitalizan la fantasía y el deseo, convirtiendo el fetiche en un producto transaccional. Esta monetización de un gusto específico no es más que una muestra de cómo el capitalismo digital se apropia de las formas más íntimas del placer humano para transformarlas en mercado.
La fascinación que rodea a este negocio radica en su aparente sencillez. Las imágenes de pies, que para algunos pueden parecer triviales o incluso insignificantes, se transforman en objetos de deseo con un valor económico concreto. La oferta y demanda están claras: son principalmente mujeres quienes venden sus fotos, y en su mayoría hombres quienes las compran. Esto abre un espacio de reflexión sobre las dinámicas de género que subyacen a este fenómeno. Aunque la venta de fotos de pies puede parecer una transacción inocente o inofensiva, no está exenta de las complejidades y tensiones que rodean la objetivación del cuerpo femenino en la cultura contemporánea.
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