“Almafuerte puro”, el grito de los jóvenes que volvieron a tomar el control del Instituto

El Instituto de Menores Almafuerte, que funciona en la localidad de Melchor Romero, volvió a ser escenario de una violenta revuelta en las últimas horas. Como viene ocurriendo en este tipo de incidentes, sobre todo en las unidades penitenciarias de adultos, el suceso fue registrado (y confirmado) desde adentro, con las cámaras de los celulares de los propios internos.

Fue así como se viralizó un video en el que se ve a varios adolescentes gritando “Almafuerte puro” y posando para las fotos con puntas, facas y todo tipo de armas de fabricación casera.

Fuentes oficiales confirmaron que los incidentes fueron protagonizados por 15 internos de ese instituto situado en 520 y 183, más precisamente los alojados en el sector izquierdo, quienes “se amotinaron en protesta exigiendo ser trasladados a una unidad carcelaria”.

Entre los internos que hicieron el reclamo hay mayores. Y los incidentes terminaron “sin rehenes, ni personal golpeado”, dijo un jefe policial, tras la intervención del director del Instituto, Matías Valentini, y la Directora provincial de Institutos, María Tosoroni.

Los funcionarios lograron descomprimir la revuelta tras dialogar con los adolescentes que están alojados ahí por distintas causas penales. En el operativo de resguardo del predio participó personal de la comisaría Séptima, con jurisdicción en la zona.

Un año complicado

En los últimos meses se vivieron en ese establecimiento varios episodios de mucha tensión.

El mes pasado, por ejemplo, mientras jugaban un partido de fútbol uno de los participantes salió de la cancha de la carrera, trepó el alambrado perimetral y ganó el exterior, ante la sorpresa de sus compañeros de equipo y los rivales. Guardias del establecimiento salieron a buscarlo y una hora más tarde, y con colaboración policial, lograron recapturarlo en las inmediaciones.

En agosto, un grupo de 15 internos alojados en un mismo pabellón iniciaron una protesta por “mejoras” el tratamiento que reciben.

Exhibiendo facas y púas de fabricación casera, capturaron a uno de los celadores. Se produjeron entonces momentos de suma tensión en la que se temió por la integridad física del trabajador y la posibilidad de que el motín se extendiera a otras dependencias del instituto.

Entre muchas otras cosas, los amotinados -que también se filmaron con un teléfono celular- reclamaron desde la liberación inmediata hasta cigarrillos y teléfonos.

Cerca de la medianoche, y con la intervención de la justicia, se pudo liberar al empleado de Minoridad que había sido tomado como rehén.